Si hay algo más triste que ser
detenido, es que la Guardia Civil se refiera a tu detención como Operación Astracanada.
El poeta que le pone nombre a las actuaciones policiales se ha superado en esta
ocasión. La palabra astracanada es
una de las que a mí me parecen más hermosas; junto a la belleza de su forma tiene
un sentido cómico.
La astracanada va más allá de la simple chapuza; es
una chapuza cutre, vergonzante. Es el chorizo que para robar el cepillo de la
iglesia se disfraza de monja dejando ver unas piernas peludas por debajo del
hábito.
La Operación Astracanada no tiene nada de cómico,
porque se trata de una actuación contra el tráfico de armas. Un grupo de
personas ofrecía por Internet pistolas, munición e incluso una granada de
mortero de la Guerra Civil que según la Benemérita podía haber estallado en
cualquier momento.
Según informa la Oficina Periférica de
Comunicación (OPC) de la Guardia Civil, todo empezó en un control rutinario en
la carretera de Totana a Alhama. Los guardias pararon un coche y vieron que uno
de sus dos ocupantes llevaba una pistola cuya procedencia no pudo aclarar. Siguieron investigando y dieron con
una tercera persona que ofrecía armas y explosivos, y con otra que les daba publicidad
a través de Internet.
Los guardias civiles registraron tres
domicilios en Totana y Alhama, y se incautaron de una segunda pistola, más de 180
cartuchos... y una granada de mortero de la Guerra Civil, en tan mal estado que
podía estallar en cualquier momento. Al verla, los agentes llamaron de inmediato
al Grupo de Desactivación de Explosivos (Gedex), que se llevaron la granada y
la hicieron detonar en un entorno seguro.
La astracanada se ha saldado con la
detención de cuatro varones españoles, de entre 26 y 49 años, residentes dos de
ellos en Alhama y otros dos en Totana. A los alhameños se les imputan sendos
delitos de tenencia ilícita de armas, y a los totaneros ese delito y el de
tráfico ilícito de armas. Las diligencias han pasado a los juzgados de Totana.
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