El Ayuntamiento de Lorca acaba de solicitar que el arte del
bordado sea declarado Bien de Interés Cultural (BIC); una medida que, a su
juicio, supone un paso muy importante para que la Unesco declare a la Semana
Santa de Lorca Patrimonio de la Humanidad.
Reproduzco la NP difundida por el consistorio, que contiene
una reseña histórica interesante y amena sobre el arte del bordado.
Lorca solicita la declaración de Bien de Interés Cultural
para el arte del bordado de nuestras procesiones
de Semana Santa
Se trata de un avance
significativo para progresar en
el proceso de declaración de
esta técnica como
Patrimonio Inmaterial de la
Humanidad
por parte de la UNESCO
14 de marzo de
2013. La
Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Lorca, Sandra Martínez, ha informado de
que el municipio ha dado un paso decisivo para lograr que el arte del bordado
lorquino sea declarado Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO, como
ha sido la solicitud de su declaración como Bien de Interés Cultural.
La Edil ha señalado que “la
Semana Santa de nuestra ciudad es una celebración popular inigualable,
espectacular y un derroche de arte merecedora de las más altas consideraciones
y protección por parte de las administraciones e instituciones. Por eso
decidimos emprender el camino para que la muestra más sobresaliente de nuestras
procesiones, como es el arte del bordado, sea declarada Patrimonio Inmaterial
de la Humanidad. Hemos de tener en cuenta que los únicos textiles que han
merecido hasta la fecha la declaración BIC son precisamente grandes joyas del
bordado pertenecientes a los Pasos lorquinos. Ahora queremos ir más allá,
reivindicando la declaración BIC no sólo
a unas piezas concretas, sino a la técnica del bordado. Estamos hablando
de una técnica que sigue viva gracias a
su puesta en escena en los desfiles bíblico-pasionales, y que se ha ido perfeccionando
durante décadas. Hoy en día perdura gracias a los talleres de las distintas
cofradías así como también a talleres particulares que bordan incluso para
otras ciudades.
Martínez Navarro ha afirmado
que este es un avance decisivo para nuestra Semana Santa, ya que uno de los
puntos más importantes que se tienen en cuenta en la UNESCO es que las
candidatas cuenten con la protección máxima en la comunidad a la que
pertenecen, en nuestro caso se trata de estar catalogados como BIC. Conseguir
esta calificación va a ser un hito para Lorca, y nos va a ayudar ante la
UNESCO.
La Edil de Cultura ha
explicado que este expediente se ha realizado por parte de la Asociación “El
arte del Bordado de Lorca y su puesta en escena los desfiles bíblicos
pasionales”, una entidad que promueve y defiende el arte de nuestro bordado, y
que están trabajando para su declaración como Patrimonio Inmaterial de la
Humanidad. El documento, presentado ante la Consejería de Cultura de la
Comunidad Autónoma, denominado “El arte del bordado de Lorca”, contempla
fundamentadas explicaciones sobre sus antecedentes históricos, técnica, autores
más destacados, custodia, conservación, exposición y reconocimientos.
Orígenes del bordado en Lorca.
El bordado se desarrollaría
de forma notable durante la Baja Edad Media sobre todo en los monasterios que
suministraban telas labradas con sedas y metales preciosos tanto para las
necesidades del culto como para las cortes de los distintos reinos de España.
El aumento de la demanda hizo que el arte del bordado pasase a constituir un
oficio de carácter gremial. El bordado en oro de la tradición erudita española
ha dado a conocer a Lorca desde que hace ya más de 150 años se incorporó como peculiar
técnica decorativa en las vestimentas e insignias de los grupos que
participaban en los desfiles bíblico-pasionales.
Estas obras, reconocidas por
sus excepcionales valores técnicos y estéticos, adquieren verdadero sentido
durante la procesión, contribuyendo con su colorido y brillo a la plasticidad
de la puesta en escena. Los bordados son fruto de un trabajo colectivo
especializado en el que intervienen los directores artísticos, autores de los
diseños y responsables de la dirección de las obras, y bordadoras, sobre las
que recae el esmerado proceso de ejecución, una labor a la que se entregan con
particular pasión.
Aunque el bordado lorquino
adquiere carta de naturaleza en el siglo XIX como destacado elemento del
Cortejo, su historia en nuestra ciudad arranca centurias atrás, con los
artífices que nos legaron con sus obras y enseñanzas los fundamentos en los que
se asienta esta tradición. Lorca fue en el quinientos un importante centro del
arte del bordado, como atestiguan los documentos y las prendas suntuarias que
se han conservado.
En el
proceso de realización de los bordados muchos son los conocimientos y técnicas
relacionadas con su elaboración desde que el bordado pasa de ser una actividad
artesanal dedicada a labores propias del hogar, a transformarse en una
manifestación artística donde es necesario dominar una serie de procesos:
Elaboración de los proyectos
Los bastidores y sus
medidas, escalado, repartos de proyectos en zonas de trabajo y la elección de
los materiales necesarios (tipo de tejido, colores de las sedas y tipos de
oro). Una vez que el Director Artístico ha elaborado el dibujo el proyecto
(dibujo del personaje o escena bíblica de la pieza). En primer lugar se prepara
la ornamentación, donde se monta el lienzo o base del manto, que puede ser en
raso o en terciopelo. Si es raso se trabaja sobre él directamente pero en el
caso del terciopelo, se coloca una tela sobre la que se dan las puntadas de
seda, ya que el terciopelo puede dañar los finos y frágiles hilos de seda.
Bordado en sedas
El Director Artístico,
perfila el dibujo que va llevar la pieza en papel de seda. Una vez terminado el
boceto, se coloca encima del lienzo y a partir de ahí las bordadoras comienzan
a bordar en sedas matizadas de acuerdo con los diferentes tipos de puntos del
bordado, indefinido, transversal, radial y sobre todo la técnica del punto
corto o Punto Español Felices, patentado por su autor en 1918.
Canutillo
de oro
Paralelo al perfeccionamiento del bordado en seda,
también se introdujeron modificaciones en el uso del oro que ha quedado finalmente
reservado para las cenefas. Se utiliza básicamente el canutillo de oro sobre
una base con realce para sencillos motivos vegetales y geométricos de filiación
clásica buscando el mayor lucimiento posible de estos diseños con el empleo de
las tres clases más comunes de oro, brillo, mate y briscado, añadiendo a veces
falsa pedrería y perlas. También se utiliza la técnica del bordado en plano o
punto corto en oro. La bordadora va cortando el hilo de canutillo hueco de oro
de distintos tamaños de acuerdo con el punto que ha de dar al dibujo.
La etapa que va desde comienzos
del siglo XX hasta la Guerra Civil (1936) se ha denominado “edad de oro del
bordado”, ya que en esos años surgieron obras tenidas hoy por clásicas,
alcanzándose un alto grado de especialización y también, una clara distinción
entre los dos talleres de bordados que en esos momentos estaban en activo: el
de la Asociación de Señoras de la Virgen de los Dolores (en el Paso Azul) y el
del Coro de Nuestra Señora la Virgen de la Amargura (en el Paso Blanco), que
llegó incluso a recibir una subvención del Ministerio de Instrucción Pública
por su labor de artesanía industrial. Al frente de ambos talleres se
encontraban sendos artistas que son los artífices de las diferencias entre los
talleres en lo que se refiere a la parte técnica:
Francisco Cayuela Sánchez (1874-1933), fue un
reconocido pintor, más allá de las fronteras de Lorca, sin duda su fama se debe
a su colaboración en la realización de bordados artísticos para manifestación
cultural más importante de la ciudad del sol, sus desfiles bíblico pasionales.
Cabe destacar otra como cumbre de su producción artística, sin duda, es el
Manto Azul de la Santísima Virgen de los Dolores de Lorca.
Como artista no se limitó a
seguir líneas propuestas por otros artistas, de ahí que creará una Escuela por
la que han pasado artistas que mucho han aportado a los bordados artísticos de
Lorca, como Emiliano Rojo, autor del Estandarte Guión del Paso Azul, Manuel
Muñoz Barberán, Joaquín Ruiz Guzmán entre otros. Coincidiendo con los primeros
años del siglo XX, al frente de la dirección artística de la Hermandad de
Labradores, Paso Azul y de su taller escuela realiza la obra que marcaría un
cambio de trescientos sesenta grados en la realización de bordados, que supuso
la creación de la mencionada escuela, el comienzo de una nueva era en la
realización de artísticos mantos que hasta la actualidad siguen siendo
paradigma a seguir en todo el territorio de España.
Asimismo supuso el nacimiento de la denominada por los historiadores de arte "Época dorada del Bordado Lorquino” que nace con la ejecución del Manto de la Santísima Virgen de Los Dolores de Lorca, primer manto realizado íntegramente en sedas. Años más tarde, se le nombra Director de la Academia de Dibujo de Lorca, cargo que acepta en aras de formar futuros artistas. A la citada Academia de Dibujo de Lorca estuvieron vinculados otros directores artísticos de los Pasos, como Rebollo Zamora, Antonio Felices o Emilio Felices.
Emilio Felices (1879-1948) fue un delineante que poseía un excelente dominio del dibujo artístico, trabajará para el Paso Blanco tomando modelos conocidos de pintores y escultores famosos, interpretando en sus creaciones esas iconografías mediante un punto de tapiz ideado por él. Lo llamó punto corto español o punto español Felices, y se basaba en la modalidad de puntos opuestos, incluida dentro del sistema de puntos contados. Exigía éste un planteamiento técnico inicial muy minucioso que separaba cada zona de color. Esta sería rellenada con un entramado preciso de pequeñas puntadas que no admitían matizaciones posteriores. Este modo de bordar conocido desde antiguo como “tapicería manual” exigía una gran disciplina por parte de las bordadoras y, al parecer, era algo más lento que la técnica del punto indefinido. Concluido en 1928 el conjunto de la Virgen de la Amargura, titular del Paso Blanco, no se ha vuelto a bordar con ese punto ninguna otra pieza.
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