sábado, 28 de diciembre de 2019

Las pedanías de la Región, ¿moneda de cambio?



La noticia publicada hoy, día 28, de que el Gobierno central instará a los municipios gobernados por el PSOE a organizar referéndums de segregación de sus pedanías, cuando éstas superen los 1.500 habitantes censados, antes del 31 de diciembre de 2021, podría acarrear cambios muy destacados en el mapa municipal de la Región de Murcia, y de manera muy especial en Lorca.
Nuestro término municipal, el segundo en extensión de España después de Cáceres, podría verse mermado si se produjera la segregación –la independencia, aunque el término moleste– de Almendricos (1.850 habitantes), algo que sus vecinos llevan tiempo solicitando. Pero no debemos olvidar que hay otras pedanías y diputaciones lorquinas que superan la cifra de 1.500 vecinos/as empadronados: El Campillo (3.800), Tercia (3.000), Cazalla (2.850), Purias (2.300), La Torrecilla (2.200), Marchena (1.600)... no parece probable un referéndum que culmine con la creación de esta media docena de nuevos municipios en la huerta lorquina, y se cuenta con que el buen criterio de Paco Gómez impediría que La Hoya se independizase pese a sus 3.500 habitantes, pero es preocupante que La Paca, con 1.300 vecinos, podría decidir que ya está bien de estar a mitad de camino entre Lorca y Caravaca... y ya sabemos que los paqueros y paqueras son gente que los tienen bien puestos.
Esta absurda petición, por parte de un Gobierno socialista que de esta manera pretende ganarse el voto independentista en el Parlamento, podría arrastrar a otros municipios cuyos líderes municipales deberían acatar las directrices emanadas desde la calle Ferraz o entregar el bastón de mando a la oposición.
Las diputaciones de Águilas están muy lejos de la barrera de 1.500 habitantes, por lo que Mari Carmen Moreno podría permanecer cruzada de brazos ante esta exigencia que pone a muchos alcaldes y concejales del PSOE entre la espada y la pared; en Alhama no hay pedanías que se acerquen ni de lejos a esa cifra, lo que permitiría que Diego Conesa salvara el tipo, aunque sin duda le tocará hacer encaje de bolillos para acatar las resoluciones de su partido y de Pedro Sánchez convenciendo a los alcaldes de que fraccionar el término municipal va a ser algo positivo. Mazarrón podría afrontar principalmente la segregación del Puerto (10.900 hab.), lo que le privaría de buena parte de su fachada marítima y de una fuente de ingresos fundamental.
Pero el problema principal vendría de Cartagena; la segunda ciudad de la Región, en lo que se refiere a demografía, tiene una veintena de diputaciones que superan con creces la barrera de los 1.500 habitantes. Pensemos en El Algar, La Palma, Alumbres, Albujón... y empecemos a restar población y a segregar municipios hasta dejarla por debajo de Lorca, de Molina de Segura o de Alcantarilla. Algo que resultaría inaceptable para la inmensa mayoría de cartageneros y que no iría acompañado de una merma similar en la ciudad de Murcia, gobernada por un PP que desde luego no secundaría una decisión tomada desde la Moncloa para satisfacer a los independentistas catalanes.
En resumen, una decisión pensada desde el corazón del Estado que no tiene en cuenta las particularidades del resto de España. Confiemos en que los barones territoriales del PSRM sabrán plantarle cara a una medida suicida que podría multiplicar por dos el número de municipios de nuestra Región.