martes, 18 de junio de 2013

Los Hombres del Agua vuelven a ayudar a las Clarisas

         Hoy se ha avanzado un paso más en la normalización de Lorca con la recuperación del monasterio de Santa Ana y Santa María Magdalena; esto es, del convento de las Clarisas. El edificio sufrió daños gravísimos como consecuencia de los terremotos de 2011, y la comunidad de monjas de clausura tuvo que marcharse y repartirse por otros monasterios de la Región.
Exterior del convento, poco después del 11-M

        En ocasiones la vida da vueltas muy extrañas, y si no fijaos en lo que ha pasado con este monasterio: sus orígenes se remontan a la Edad Media, aunque no estaba ubicado donde está ahora -cerca del recinto ferial y a pocos metros del paso subterráneo bajo la vía del tren-, sino en el centro de Lorca. Después de los terremotos, las 82 comunidades de regantes de Almería, Murcia y Alicante agrupadas en el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (SCRATS), quisieron ayudar a los lorquinos de alguna manera, rehabilitando algún edificio histórico. No se sabe por qué, se les ocurrió sufragar las obras del convento de las Clarisas, aportando un céntimo solidario por cada metro cúbico de agua del Trasvase que empleaban para regar sus campos.



         Quizás fuera el Azar, o a lo mejor la Providencia; eso, queda al arbitrio de cada cual. El hecho es que en el acto de colocación de la primera piedra, que se llevó a cabo días antes de las Navidades de 2011, los allí presentes, incluyendo a los regantes, supieron gracias a la madre superiora, sor María Jesús, que desde la Edad Media las monjas clarisas de Lorca dedicaban un día al mes a rezar por los Hombres del Agua, recordando que el primer convento se pudo erigir gracias a la voluntad y el esfuerzo de los regantes medievales.


Primera piedra. Inevitable recordar a D. José Mª Fernández Pallarés (3º Izda.),
que por desgracia falleció sin poder presenciar la inauguración.
        Y ahora, varios siglos después, ha sido la voluntad de cerca de 39.000 regantes la que ha vuelto a levantar un edificio muy importante para la decena de monjas que lo habita y para los miles de vecinos que sienten un gran aprecio por esta comunidad. Los regantes, a pesar de los tiempos de crisis, de las inclemencias del tiempo -cuando no es la sequía es el hielo, y si no una pedregá-, del Trasvase siempre en la cuerda floja, y de las demás dificultades que todos conocemos -esa competencia desleal, esa Europa que apuesta por Marruecos-, a pesar de todo ello consiguieron juntar los 2 millones de euros que costaban las obras, y le han devuelto a las Clarisas y a todos los lorquinos un edificio que estaba destruido.

Primera piedra. Todas las fotos con desperfectos o ruinas son antiguas

         Al acto de inauguración han asistido el obispo Lorca Planes -que ha bendecido el inmueble con agua del trasvase-, el alcalde Francisco Jódar, el presidente murciano Ramón Luis Valcárcel, el presidente valenciano Alberto Fabra, y cerca de 1.500 regantes, que luego han celebrado una comida de hermandad en el recinto ferial de Santa Quiteria. Ha sido inevitable recordar a don José María Fernández Pallarés (q.e.p.d.), que fue uno de los artífices de esta iniciativa solidaria y que, por desgracia, no ha podido ver la obra terminada.
         A pesar de la afluencia de gente, en las horas previas al acto hubo una pequeña polémica, porque algunos periodistas, como Ana Meca @anammeca -estrella emergente de la TVE y lorquina de pro- y yo mismo, nos planteamos por qué venía el presidente valenciano, y no el andaluz. No sé Ana, pero yo soy muy mal pensado. Era evidente que Valcárcel, como presidente de todos los murcianos, tenía que estar aquí dándole su apoyo a los lorquinos; la presencia del president Fabra se justificaba -pensaba yo- porque los regantes alicantinos habían colaborado con su céntimo solidario... pero, en ese caso, faltaba el presidente de los regantes almerienses, el socialista Juan Antonio Griñán. Después de preguntarle directamente a Griñán a través de su twitter @PepeGrinan, esta mañana el periodista Ricardo Domínguez @ricardodg, miembro del equipo de Griñán, nos respondía por la misma vía que su presidente no tenía conocimiento de este acto.
  
       Desde el Ayuntamiento de Lorca nos han dicho que la convocatoria del acto no dependía de ellos, sino del SCRATS y el Obispado; finalmente, hemos comprendido que la presencia del dirigente valenciano se debe a que el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, dependiente de la Generalitat, ha participado de forma activa en la rehabilitación del convento: en concreto, se ha hecho cargo de la restauración de las imágenes de Santa Clara y la Inmaculada Concepción. Esto es, que Fabra no ha venido porque hay céntimos valencianos, sino porque su administración ha colaborado de manera directa en los trabajos de rehabilitación.
         El gabinete de prensa del Gobierno regional aporta datos muy interesantes sobre este convento, al igual que los compañeros de La verdad de Lorca, una delegación imprescindible para conocer lo que pasa en la ciudad. Así, gracias a ellos sabemos que el edificio se trasladó a su actual ubicación a mediados del siglo XX. Y digo el edificio, porque hubo partes que se movieron físicamente, como por ejemplo la portada. El inmueble inaugurado hoy cuenta con una réplica del retablo original, que fue destruido durante la Guerra Civil. En cuanto al monasterio en sí mismo, ocupa más de 3.000 m2, incluyendo la capilla. Además de los lugares dedicados al culto, y a las viviendas de las monjas, se ha recuperado el obrador en el que las monjas complementan sus ingresos elaborando una repostería muy apreciada por muchos vecinos.
   
      En resumen: un día destacado para la normalización de Lorca, y un ejemplo grandísimo de la solidaridad de los regantes. A la hora de ayudar a Lorca no ha habido comuneros socialistas ni populares, ni andaluces, valencianos, lorquinos o murcianos; aquí ha habido un colectivo de trabajadores muy afectado por la crisis, que se ha solidarizado con los lorquinos.
         Han acabado restaurando un convento por casualidad, o por designio divino -ahí no me meto-, pero no olvidemos que los regantes lo que querían era rehabilitar un edificio singular. Habría podido ser la torre del Espolón, el palacio de Guevara, el Huerto Ruano o cualquier edificio no religioso de la ciudad. Ha sido un convento: enhorabuena a las Clarisas, y, una vez más, la GRATITUD hacia las comunidades de regantes integrantes del SCRATS, y a la Generalitat Valenciana por la restauración de las tallas.

El convento en obras. Vuelvo a recalcar que todas las fotos son de 2011



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