La
Oficina Periférica de Comunicación (OPC) de la Guardia Civil, informa de la
detención de nueve personas -cinco menores de edad y cuatro chavales marroquíes
de 18 y 19 años-, que presuntamente formaban una banda especializada en robar
viviendas en la pedanía cartagenera de La Aljorra, donde residían.
Los
agentes iniciaron una investigación como consecuencia de la alarma social que
se estaba generando en la pedanía por el robo en más de una docena de
viviendas.
Parece ser que el cabecilla, un joven de 19 años, reclutaba
a menores de edad sabiendo que con las leyes españolas pueden hacer
prácticamente lo que les dé la gana; y ahí están el famoso Cuco, el Rafita, el
de la katana, y todos estos psicópatas, que no me dejarán mentir.
Los rateros entraban en las viviendas a través de los patios
interiores, a los que accedían trepando por muros e incluso por farolas.
Después forzaban alguna entrada, y se llevaban sobre todo joyas, dinero y
electrodomésticos pequeños. Actuaban en grupo y siempre tenían a alguien que daba el agua, es decir, les alertaba si
se acercaba alguna persona.
Una vez que se producía el robo -siempre según la OPC-,
otros miembros de la banda le daban salida a los objetos, en el mercado negro o
en tiendas de segunda mano poco escrupulosas.
Las
detenciones se produjeron el sábado; se han saldado con la imputación de las 9
personas que comentaba antes, a quienes se atribuyen por ahora más de 15 robos.
De los menores, como es habitual, no se ha aportado ningún dato personal, pero
lo más probable es que sean marroquíes y residentes en La Aljorra, como los
demás compañeros de correrías.
Pese a su edad, la mayoría
tienen antecedentes por hechos similares. Y seguramente ya estarán de nuevo en
la calle, con toda la protección posible. Aunque, en realidad, la protección
efectiva sería no limitarse a ocultar sus iniciales e internarlos de verdad en
un centro, durante un período de tiempo efectivo, a ver si aún estamos a tiempo
de que se rehabiliten. Aunque eso ya no depende de la Guardia Civil. Ellos cumplen
con su obligación de detenerlos.
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