Desde la cuenta
de Twitter @OrgulloLorquino, que
defiende sentimientos próximos al Lorca
Deportiva, nos han pedido publicar una carta abierta a los ciudadanos; algo
que hacemos con mucho gusto.
Carta Abierta
La primera vez
que pisé el viejo campo de San José era apenas un niño, estábamos a principios
de los años 90 y el fútbol en Lorca estaba de capa caída, pero me fascinó, tenía
ese aura y romanticismo de los viejos estadios en el centro de las ciudades, el
marcador manual, el graderío próximo al césped, la publicidad pintada a mano en
los carteles, el mítico “chino” de Los Quijales, se respiraba a fútbol en
estado puro.
Mis mayores me
habían hablado del mítico Lorca Deportiva de Moreno Manzaneque de los 80, que
militó en Segunda A y jugó una eliminatoria contra la Real Sociedad de
Arconada, del ascenso en Antequera y de un San José repleto con banderas
blanquiazules ondeando, como reza nuestro himno.
Fueron años
difíciles los de mi niñez como fiel seguidor de un equipo que deambuló con más
pena que gloria por Tercera División y con un par de ascensos. El gran día del
viejo estadio fue una calurosa tarde de junio de 1997, el Lorca necesitaba
ganar en la penúltima jornada al Alcoyano para ascender a Segunda B, el campo
estaba lleno a reventar una hora antes pese al calor sofocante, un equipo
repleto de lorquinos derrotó 5-2 al equipo visitante ante la locura colectiva
de una afición eufórica que se desplazó a la fuente de la Plaza de Colón a
bañarse en éxito. Ese día siempre permanecerá en mi memoria y por primera vez
sentí el orgullo de ser lorquino, me quedé ronco de gritar los goles y animar.
Luego llegó la
etapa negra de Santos Márquez, hasta la fundación del Lorca Deportiva, C.F. y
el comienzo de la etapa más gloriosa del fútbol en nuestra ciudad. Se cambió el
viejo campo en el centro por el funcional y majestuoso estadio Francisco Artés
Carrasco a las afueras, una instalación acorde a nuestra categoría y donde se
escribieron las páginas más legendarias, un año fantástico eliminando en Copa a
equipos como el Málaga de Primera División que se culminó con el mítico ascenso
a Segunda A en Irún, en la prórroga con el gol de Ramos desde el centro del
campo. Ese es otro día que siempre permancerá en mi memoria y en la de todos
los aficionados al fútbol en Lorca, toda la ciudad se echó a la calle en una
celebración multitudinaria y al día siguiente más de 15.000 personas recibieron
a los héroes de Irún, en una comunión perfecta. Fue una catarsis colectiva, una
liberación, éramos de Segunda A 21 años después, no éramos un equipo, éramos
una ciudad.
Y disfrutamos
de un año maravilloso en Segunda A con Unai Emery en el banquillo y jugadores
como Jauregui, Robles, Fernando Vega, Ramos, Xavi Moro, Gorka de Carlos,
Facundo Sava y el gran “Tati” Maldonado, soñamos con el ascenso a Primera
División, conseguimos juntarnos cada 15 días más de 6.000 lorquinos enamorados
de nuestro equipo, ningún acontecimiento social o cultural es capaz de reunir a
esa cantidad de gente ni de crear ese vínculo de pertenencia.
Pero al año
siguiente descendimos y comenzó la espiral destructiva que puso el club en
manos indeseadas que nos llevaron a la ruina y a la desaparición. La afición ha
sido maltratada y está desengañada, pero ha surgido un proyecto ilusionante
desde abajo, con gente de la casa y recuperando el nombre del club de nuestro
amores, de nuestra ciudad, nuestros colores, nuestro himno.
El Lorca Deportiva
ha resurgido de sus cenizas, cual Ave Fénix, para empezar desde abajo y con más
impulso. Hoy necesitamos que vuelva ese espíritu del San José y del Artés
Carrasco, que la afición vuelva al campo a ver a su equipo, hoy más que nunca
debemos sentir esa identificación con nuestro club, hoy más que nunca debemos
sentirnos orgullosos de ser lorquinos y lorquinistas.
¡ORGULLO LORQUINO!!!!
¡SENTIMIENTO BLANQUIAZUL!!!
¡SIEMPRE LORCA DEPORTIVA!!!!!!!!
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