miércoles, 7 de agosto de 2013

Las abejas: trabajadoras misteriosas

     
España es el primer país de la Unión Europea en número de colmenas y producción de miel. Según el ministerio de Agricultura, en 2012 había en nuestro país casi dos millones y medio de colmenas, capaces de generar cerca de 32 millones y medio de toneladas de miel al año.
Las abejas son insectos muy laboriosos. Las obreras se pasan su corta vida -aproximadamente dos años- elaborando miel, cera y otros productos, recorriendo muchos kilómetros para llevar agua y polen a la colmena, alimentando a las larvas, defendiendo su casa... La reina es capaz de poner un millar de huevos al día, mientras que los zánganos tienen una única misión algo agridulce: copular con una reina y morir desgarrados después del coito.
Hemos querido aclarar algunas cosas sobre las abejas, aunque aún nos quedan muchas preguntas sin respuesta acerca de estos animalitos que llevan miles de años zumbando a nuestro alrededor.

         ¿Hay abejas machos y hembras?
         Si aplicásemos términos humanos, diríamos que los zánganos no son machos sino medias reinas  nacidas de huevos sin fecundar. Mientras que la reina y las obreras tienen cromosomas sexuales XX, los zánganos no tienen XY como los hombres, sino solamente una X. Sin embargo, los zánganos son considerados abejas machos porque fecundan a las reinas. La variedad genética se logra porque, a diferencia de las obreras, los zánganos pueden entrar en cualquier otra colmena sin que las guerreras las ataquen, y fecundar a las reinas vecinas.

         ¿De qué depende que una abeja sea reina, obrera o zángano?
         José María Ros, veterinario, apicultor y profesor del centro de formación agraria CIFEA de Lorca, nos explica que la diferencia entre las reinas y las obreras depende de la alimentación. Cuando una colmena necesita una reina, las obreras seleccionan varias larvas y les dan una dieta especial, muy enriquecida: la jalea real. Este alimento permite que esas larvas desarrollen plenamente sus órganos sexuales, que en las obreras, en cambio, se transformará en el aguijón.
         En cuanto al nacimiento de una obrera o de un zángano, dependerá del tamaño que tengan las celdas de la colmena. Si la celda es lo suficientemente amplia, la reina depositará un huevo sin fecundar que dará lugar a un zángano. En cambio, si ésta es estrecha, la reina tendrá que apretar el abdomen; al meter barriga apretará la glándula en la que almacena el esperma de los zánganos que la fecundaron; entonces el huevo recibirá un chorrito de esperma que lo fecundará para dar vida a una obrera... o quizás a una nueva reina, si la colmena decide enriquecerle la dieta.

         ¿Por qué las celdillas tienen forma de hexágono?
         Las obreras elaboran las celdas con la cera que segregan ellas mismas a través de unas glándulas en el vientre. Para ahorrar energía y aprovechar al máximo el espacio, hay que hacer las celdas de manera que tengan la mayor superficie posible con el menor gasto de cera.
El portal Perú Educa, dependiente del ministerio de Educación de dicho país, nos enseña que, si queremos hacer un mosaico donde no haya espacios desaprovechados, tendremos que recurrir al triángulo, el cuadrado o el hexágono; y esta última figura es la que consigue una mayor superficie con la misma cantidad de cera. Por ejemplo, si tenemos una tira de cera de 12 cm de longitud y la plegamos para hacer un triángulo, éste tendrá 6'93 cm2 de superficie; si hacemos un cuadrado, tendrá 9 cm2; pero si lo plegamos formando un hexágono, obtendremos una superficie de 10'39 cm2.

         ¿Cuánta miel puede dar una colmena?
         La producción de miel depende de varios factores, como la propia salud de la colmena, el tipo de terreno en que se ubique o la época del año. Desde mediados del siglo XX, en apicultura se conoce la Regla de Farrar, según la cual la producción en miel de una colmena es igual al cuadrado del peso de las abejas, expresado todo en kilos. Por ejemplo, una colmena formada por 60.000 abejas pesará 6 kilos, y, por tanto, producirá 36 kilos de miel al año.
Para hacer las colmenas más rentables, los apicultores usan unas láminas artificiales de cera, con los moldes hexagonales ya trazados, que se colocan en los compartimentos de las colmenas. Así les ahorran a las obreras mucho trabajo para que se centren cuanto antes en fabricar miel, y al mismo tiempo se garantiza que harán celdas del tamaño adecuado para producir obreras, y no zánganos.

         ¿Las abejas sólo dan miel?
         De las abejas se pueden aprovechar media docena de productos más. Una colmena sana y vigorosa puede aportar entre 150 y 300 gramos de polen al día. Tras retirar la miel podremos aprovechar con facilidad la cera con la que hacen las celdas, sólo con romper y fundir los panales. Algo más complicado será extraer la jalea real con la que alimentan a las reinas. Otro producto de las colmenas es el propóleo, una especie de argamasa con la que sujetan las celdas, que tiene propiedades farmacéuticas. El propio veneno del aguijón es medicinal y puede ayudar a personas con artritis o reuma. Aunque el producto fundamental del esfuerzo de las abejas es la polinización.

         ¿Es cierto que las abejas se comunican?
         Las abejas tienen un sistema de comunicación con el que son capaces de indicarle al resto de la colmena a qué distancia y en qué dirección se encuentran las flores, y por tanto el alimento. El meneo del abdomen, el aleteo y la posición de la abeja exploradora sobre el panal sirven para guiar a las abejas pecoreadoras -las que recolectan- con exactitud.
         Por su parte, los apicultores pueden establecer una comunicación mínima con sus abejas, pintándoles las colmenas de colores diferentes o poniendo símbolos muy básicos -triángulos, asteriscos, círculos- que las abejas son capaces de leer y les sirven para no confundirse de colmena; algo que para ellas supondría la muerte.
         Nos quedan en el tintero muchas más cosas sobre las abejas, como sus escrúpulos a la hora de beber agua sucia, su capacidad para momificar en cera a los enemigos que no pueden expulsar de la colmena, la duda de si duermen alguna vez, o ese instinto colectivo que les hace formar un enjambre y marcharse de repente, siguiendo a una reina. Son enigmas que convierten en algo apasionante el estudio de estos insectos muy útiles para nosotros y absolutamente imprescindibles para la vida en el planeta.

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