Por
regla general, los Bomberos son gente muy maja. No es un tópico; creo que es
algo que todos los que hemos tratado con ellos, por razones laborales, podemos
afirmar. No es sólo que nos salven la vida; no es sólo que se metan en los
edificios con el techo cayéndose por las llamas, que se lancen a la corriente
cuando hay riadas, que se partan el pecho por sacarnos del coche accidentado.
Es que, además, lo hacen con una sonrisa.
Poca
gente sabe que el 20 de octubre de 2011, hace casi dos años día por día, buena
parte de la plantilla de los Bomberos de Lorca, empezando por su sargento Paco
Semitiel, estuvo a punto de perder la vida tratando de salvar al conductor de
un camión cisterna. Seguro que recordáis aquel accidente en la Venta de la
Petra. Un alcance entre dos camiones hizo arder un camión con gas, con el
conductor atrapado dentro. Los Bomberos de Lorca, junto con otros profesionales
de las emergencias, hicieron todo lo posible por rescatar a aquel hombre,
viendo cómo la cisterna con gas sacaba cada vez unas llamas más altas. En un
momento dado tuvieron que retirarse porque las llamas se multiplicaban... y
unos segundos después el depósito estalló. Cómo sería la explosión, que provocó
dos incendios forestales -uno a cada lado de la autovía-, reventó los cristales
de la gasolinera y el restaurante de la Venta de la Petra y tumbó las máquinas
tragaperras.
Recuerdo cierta ocasión en que un camión de cemento derribó uno de los pórticos de señalización de la autovía A-7, sentido Murcia, justo antes del túnel del castillo. Mi compañero David Giner -cámara de 7RM- y yo nos escurrimos entre los kilómetros de atasco y empezamos a grabar, mientras el personal de mantenimiento y emergencias se planteaba cómo quitar aquella masa de hierro que cortaba la autovía y estaba produciendo atascos de cerca de diez kilómetros. De repente fue el sargento Semitiel, se montó en el Terrano de los Bomberos, enganchó una cadena al coche, otra a los restos derribados del pórtico y aceleró, quitando el obstáculo de en medio por sus santas narices.
Aunque la escena más emotiva referente a los Bomberos de Lorca no la he presenciado yo; la vivió mi amigo Cayetano Plazas la tarde de los terremotos. Cayetano se quedó atrapado en la A-7, en el viaducto de antes de pasar el castillo. Recordaréis que allí hubo un atasco que duró un par de horas, porque no había narices a pasar debajo de los túneles con riesgo de hundirse. De repente entre el atasco empezó a abrirse paso un coche, pitando y haciendo ráfagas. Por la ventanilla del conductor, una mano sacaba desesperado un casco de Bomberos, para que le identificasen y le dejasen pasar. Era uno de nuestros Bomberos, abriéndose paso como loco para llegar a su cuartel. Con el casco en la mano, asomado por la ventanilla.
Soy
un Bombero de Lorca; hace media hora estaba en casa, librando, con mi familia;
los he dejado en un parque, tengo la casa reventada, y ahora me voy a jugar el
cuello por vosotros.
Por eso, y por tantas cosas más, me toca mucho las narices que se las toquen a los Bomberos. Han sido víctima de los terremotos, como todos nosotros; y aún siguen haciendo las guardias no en su cuartel, sino en una nave industrial.
Esta
mañana, unos 50 de ellos se han concentrado a las puertas del Ayuntamiento
exigiendo que se acabe con esa situación de provisionalidad. Desde el
consistorio han respondido que están haciendo todo lo que pueden por ellos; que
les han ofrecido unas instalaciones provisionales en Sutullena -junto a la
Policía Local-; y que también les ofrecen una parcela de 47.000 m2 para
que se construya un nuevo parque de Bomberos.
El
consistorio ha añadido: Se están
equivocando de sitio, puesto que el Ayuntamiento, a pesar de no tener
competencias en este sentido, está haciendo todo lo que puede.
Vale.
Pues si se han equivocado de sitio, eso quiere decir que el sitio al que hay
que ir es Murcia. La consejería de Presidencia, de la que dependen este tipo de
cuerpos de emergencia.
No
tengo por qué dudar de que el Ayuntamiento se está moviendo y está tratando de
ayudar a nuestros Bomberos. Pero el caso es que para ellos no es suficiente, y
se están dirigiendo al consistorio para pedirles ayuda. Claro que es el lugar
adecuado. Es el lugar adecuado para irse con ellos hasta Murcia a cantarles las
cuarenta a los listos de los recortes. A decir que con los Bomberos de una
ciudad como Lorca, que bastante tiene con lo que tiene, no se juega.
Ya que los Bomberos dicen que no es suficiente, planteadle
un ultimátum a los de Murcia y decidles que aquí no vuelve a hacerse la foto y
a comer al Parador ni Valcárcel, ni sus consejeros, hasta que no
se resuelvan varios puntos pendientes. Entre ellos, por supuestísimo, nuestros
Bomberos.
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