EXTRAÑO
SUCESO EN VILLABAJO
A
última hora de la tarde de ayer tenía lugar un extraño suceso en la ciudad de Villabajo:
una mujer era abordada en el garaje de un inmueble de la calle Mayor, en el
barrio de Monte Alto.
Pero
lo que en principio podía parecer un robo no queda del todo claro dado que esta
fue atada y según algunos testigos indicó que los asaltantes ni le robaron, ni
mucho menos le agredieron o pensaban privarle de libertad de manera
prolongada, sino que su propósito era otro que no ha trascendido.
La
mujer, de mediana edad y residente en el edificio, presentaba lesiones en un
brazo y al parecer, además, tenía un tanto alterado su estado de conciencia.
Los
testigos señalaron que al menos dos personas habrían huido a la carrera del
lugar al ser descubiertos por otro vecino, extremo que no pudo ser
confirmado, si bien el despliegue de unidades del Cuerpo Nacional de Policía en
el lugar y por las calles adyacentes era más que evidente.
Tras
prestar declaración en el lugar, una ambulancia de Soporte Vital Básico
trasladó a la mujer a un centro hospitalario de la ciudad.
No queda del todo claro... el propósito no
ha trascendido... extremo que no pudo ser confirmado... según algunos
testigos... al parecer... Respeto mucho el trabajo de los demás, pero pienso
que alguien ha llamado al periodista y ha mantenido con él la siguiente
conversación:
-
Nene, no veas la que se ha liado en la calle Mayor. Unos tíos han cogido a una
mujer a la entrada de su garaje y la han atado.
-
¿Para qué?
-
No lo sé.
-
¿Cuántos eran?
-
No lo sé; un par de ellos. Se ve que algún vecino los ha visto, y habrán echado
a correr.
-
¿Hay policía?
-
Mogollón.
-
Pero, ¿la iban a secuestrar, a violarla?
-
Que no lo sé, tío.
-
¿Qué edad tiene la mujer?
-
No lo sé. De mediana edad, ni joven ni vieja.
-
¿Está herida?
-
No lo sé; se quejaba de un brazo y estaba algo atontada. Se la ha llevado una
ambulancia.
-
¿Adónde?
-
Y yo qué sé, tío.
Me
imagino al periodista colgando el teléfono, enfrentándose a la página vacía, a
la necesidad de darle de comer a la web, y diciéndose a sí mismo: En peores plazas hemos toreao, mientras
empieza a hablar del extraño suceso.
Ojo: a lo mejor no es culpa suya, porque está él
solo para hacer la página web y llevarle las redes sociales a su empresa, diez
horas al día por 700 euros. Pero ya hemos comentado que la precariedad laboral
tiene entre sus consecuencias un descenso evidente e inevitable de la calidad
en el trabajo.
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