martes, 29 de octubre de 2013

Extraño suceso no sé dónde

         Cuando no dispones de las fuentes apropiadas, obtienes noticias como ésta, publicada en un diario de Internet a finales de octubre de 2013. Su titular ya es toda una declaración de intenciones.

         EXTRAÑO SUCESO EN VILLABAJO

         A última hora de la tarde de ayer tenía lugar un extraño suceso en la ciudad de Villabajo: una mujer era abordada en el garaje de un inmueble de la calle Mayor, en el barrio de Monte Alto.
         Pero lo que en principio podía parecer un robo no queda del todo claro dado que esta fue atada y según algunos testigos indicó que los asaltantes ni le robaron, ni mucho menos le agredieron o pensaban privarle de libertad de manera prolongada, sino que su propósito era otro que no ha trascendido.
         La mujer, de mediana edad y residente en el edificio, presentaba lesiones en un brazo y al parecer, además, tenía un tanto alterado su estado de conciencia.
         Los testigos señalaron que al menos dos personas habrían huido a la carrera del lugar al ser descubiertos por otro vecino, extremo que no pudo ser confirmado, si bien el despliegue de unidades del Cuerpo Nacional de Policía en el lugar y por las calles adyacentes era más que evidente.
         Tras prestar declaración en el lugar, una ambulancia de Soporte Vital Básico trasladó a la mujer a un centro hospitalario de la ciudad.

         No queda del todo claro... el propósito no ha trascendido... extremo que no pudo ser confirmado... según algunos testigos... al parecer... Respeto mucho el trabajo de los demás, pero pienso que alguien ha llamado al periodista y ha mantenido con él la siguiente conversación:
         - Nene, no veas la que se ha liado en la calle Mayor. Unos tíos han cogido a una mujer a la entrada de su garaje y la han atado.
         - ¿Para qué?
         - No lo sé.
         - ¿Cuántos eran?
         - No lo sé; un par de ellos. Se ve que algún vecino los ha visto, y habrán echado a correr.
         - ¿Hay policía?
         - Mogollón.
         - Pero, ¿la iban a secuestrar, a violarla?
         - Que no lo sé, tío.
         - ¿Qué edad tiene la mujer?
         - No lo sé. De mediana edad, ni joven ni vieja.
         - ¿Está herida?
         - No lo sé; se quejaba de un brazo y estaba algo atontada. Se la ha llevado una ambulancia.
         - ¿Adónde?
         - Y yo qué sé, tío.

         Me imagino al periodista colgando el teléfono, enfrentándose a la página vacía, a la necesidad de darle de comer a la web, y diciéndose a sí mismo: En peores plazas hemos toreao, mientras empieza a hablar del extraño suceso.
     Ojo: a lo mejor no es culpa suya, porque está él solo para hacer la página web y llevarle las redes sociales a su empresa, diez horas al día por 700 euros. Pero ya hemos comentado que la precariedad laboral tiene entre sus consecuencias un descenso evidente e inevitable de la calidad en el trabajo.

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