Estoy temblando, y no solamente por el
frío. Hace unos minutos he vivido un momento verdaderamente histórico: el final
de un papado, a tiempo real.
Éste es el aspecto que ofrecía la
página web de El Vaticano a las 8 de la tarde menos dos minutos de hoy, 28 de
febrero. Una web normal, con el Papa en primer plano y diversos aspectos
relacionados con la Iglesia.
Segundos más tarde, el aspecto de
la web es diferente. De hecho en estos momentos esta pantalla patina, reconduce a otra en la que aparece una sencilla foto del libro de quien ya es Papa Emérito.
Además de la web, el twitter oficial
del Papa @Pontifex_es también ha variado. Aparece el indicativo de la Sede Vacante,
y el número de tuits se ha puesto a cero. Antes de las ocho de la tarde tenían
39 tuits en inglés, 38 en español, 13 en latín y 37 en el resto de los idiomas empleados
(italiano, alemán, portugués, polaco, francés y árabe). Ahora han conseguido
que los tuits del papado anterior desaparezcan, para empezar de cero.
"Gracias por vuestro
amor y cercanía. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el
centro de vuestra vida". Ha sido el último tuit de Benedicto XVI; podría
volver a tuitear ya como Papa Emérito, pero ha afirmado su decisión de
desaparecer de la vida pública.
Sede Vacante. El final de un papado y,
por tanto, el comienzo de una nueva etapa histórica para el mundo occidental;
seamos creyentes o no. Yo no lo soy, pero sé valorar los acontecimientos
históricos.
Además del cambio de etapa, la renuncia
de Benedicto XVI ha sido la primera en seiscientos años. La última vez fue en
el siglo XV.
No hablaré de religión, ni de los
motivos -que desconozco por completo- por los cuales Benedicto XVI ha
renunciado a ser el Vicario de Jesucristo en la Tierra, convirtiéndose en el
primer Papa Emérito de la Historia. Sólo diré que recordaré este momento
durante toda mi vida.
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