Quien
esté libre de faltas de ortografía, que tire la primera piedra. Sólo que hay
faltas y faltas. Y, sobre todo... hay momentos en los que no te puedes permitir
el lujo de meter la pata.
Por
ejemplo, cuando cobras por escribir bien, como estos señores que han perpetrado
esta barbaridad en el polígono Oeste de Murcia. Una avenida entera invadida por
las diéresis... claro que hay que reconocerles cierta coherencia; al menos han mantenido
el mismo criterio en Uruguay que en Paraguay.
También
es lamentable que haya habido alguien -alguna autoridad, el técnico responsable
de señalizar el polígono- que haya aceptado este material defectuoso sin poner
reparos. O le daba igual porque el dinero no era suyo -de hecho, era de los
impuestos de los murcianos-... o ha visto el Urugüay y se ha quedado igüal de
tranquilo. Al fin y al cabo -habrá podido
pensar-, ¿a quién le importan esos países africanos?
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