Es jueves por
la mañana y uno está tranquilo, en su casa, pensando en mil cosas. En que
estuvo el domingo en Alicante, montando un vídeo sobre una empresa de Almería.
En que si se autoedita su manual de Periodismo a lo mejor saca un par de euros
de beneficio por cada ejemplar. En los pies de foto que va a hacer para una
exposición, en las cuentas de Twitter que maneja a cambio de publicidad para
sus libros de ficción, o quizás en las conexiones de radio que se ha prestado a
hacer, de manera gratuita, a ver si consigue meter la cabeza.
De fondo suena
la sintonía de la televisión autonómica murciana, emitiendo algún informativo
con imágenes de las televisiones locales, de algún freelance o de Euronews. O quizás
sea un programa del año 2009, cuando 7RM era el sustento de centenares de
familias que dependían de ella directa o indirectamente. Un reportaje de campo
que luego se veía en otras autonomías y atraía inversiones, las fiestas de un
municipio ansioso de recibir turistas para dinamizar el comercio local, una entrevista
al presidente de una asociación de enfermos... Las mil historias que las
televisiones autonómicas ponen al alcance de sus vecinos; lo que las convierte
en un servicio público esencial.
De repente uno
repasa los titulares de la prensa, y se encuentra con que se han concedido los
premios Antenas y Micrófonos de Plata a las personas que dignifican la
profesión. Genial, piensa uno. A pesar de las prejubilaciones, los EREs y el
desencanto, en Periodismo aún quedan muy buenos profesionales capaces de
aportar información honesta y opinión respetuosa; y, además, de hacerlo de
manera entretenida.
Uno va leyendo
los galardones. Bien... olé... y tal y cual... hasta que se encuentra con que
el presidente autonómico, Ramón Luis
Valcárcel, ha recibido una Mención Especial.
Y, claro; uno
monta en cólera. Aún recuerda de qué manera el dirigente regional puso a la
cadena autonómica a los pies de los caballos, viniendo a decir que si la tele
seguía funcionando tendría que cerrar algún quirófano.
Recuerda que un
jueves se informó de que el próximo lunes ya no habría emisión. Que desde aquel
lunes de marras las informaciones referentes a la Región de Murcia fueron
reemplazadas por programas cogidos directamente del archivo, al buen tuntún.
Que aquel mismo mes la Región sufrió unas riadas que devastaron Lorca, Puerto
Lumbreras y Totana, provocando una decena de muertos, mientras la tele
autonómica seguía emitiendo westerns y programas de tomas falsas.
Uno añade la
persecución que está sufriendo Onda Regional, reducida prácticamente a
mínimos...
Y luego ve que
el presidente regional ha recibido un galardón por su defensa del sector del audiovisual
murciano. Por no haber cerrado del todo la televisión, y porque en 2014 dizque
va a volver a ponerla en marcha, no se sabe si antes o después de partir para
Bruselas.
Me he hecho el
firme propósito de reír por no llorar. Me río por no llorar cuando veo que
siguen cerrando hospitales y aumentando las listas de espera. Cuando veo que
las ayudas a los lorquinos siguen llegando tarde y mal. Cuando salgo más allá
de la huerta murciana -tan bien defendida por los unos y los otros que es de
risa- y veo toda la mierda que están dejando atrás los sinvergüenzas que sólo
piensan en enriquecerse robándonos los servicios esenciales, pagados por
nuestros impuestos, y en aumentar de mil formas diferentes las maneras de
meterle el miedo en el cuerpo a los que protestan.
Me río, por no
llorar, cuando veo que cerca del 90% de los socialistas no confían en su
candidato, que sigue ahí aferrado a su sillón; cuando me dicen que Zapatero afirma que lo peor que ha
perpetrado Rajoy en dos años de
mandato ha sido quitar la Educación para la Ciudadanía.
Me río, por no
llorar, cuando veo a algunos dirigentes de Izquierda Unida como Alberto Garzón, a quien muchos
consideran el delfín de Cayo Lara, calificando de buena noticia la anulación en
Europa de la Doctrina Parot. Pero no por proetarra, sino porque hay gente que
nace así.
Me río, por no
llorar, cuando veo a los catalanes a punto de trazar una frontera que
atravesará los rellanos de muchas escaleras y convertirá a los amigos en adversarios;
aunque ellos se consideren razonables y europeos, como sin duda se consideraban
los alemanes de Weimar o los yugoslavos de Tito.
Me río, por no
llorar, cuando leo que algunos dirigentes sindicales se han hecho de oro,
llevándose la pasta o inflándose a gambas, con un dinero que estaba destinado a
ayudar a los trabajadores en paro o a punto de.
En resumen,
amigos. Entre tanta miseria, que una asociación gremial le haya dado un aplauso
al que ha arruinado al gremio me da tanta risa, que en vez de empezar a soltar
venablos por la boca me voy a sumar al homenaje al Presidente con un modesto
soneto. A ver si me cae algo, que ya se sabe que en río revuelto ganancia de pescadores.
Mención especial
La Asociación de la
Prensa,
La Radio y Televisión
Le ha dado una
recompensa
Al jefazo, don Ramón.
Se valora su defensa
De toda la profesión
Que sabemos que es
propensa
Al mimo y la adulación.
Mientras tanto, los
trescientos
De la tele regional
Ven el acontecimiento
Desde el paro, sin un
real,
Y aún recuerdan, con
enfado,
La coz que les dio el premiado.
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