Mi
amigo Óscar Llorens, de San Juan, me ha transmitido su análisis sobre la
petición de independencia que han planteado los escoceses, y que se ha saldado
con una victoria clara -aunque no aplastante- de los partidarios de permanecer
en el Reino Unido, junto a Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte.
Me
ha parecido un análisis lúcido e interesante, y además corto y ameno, por lo
que he querido compartirlo con vosotros. Me ha dado su permiso, así que vamos
con él.
Debido
a la fiebre por el estudio del inglés y a cierta dosis de friquismo ;) he
estado tragándome los debates sobre el referéndum escocés, por lo que, cuando
oigo ciertos análisis interesados o equivocados, me echo las manos a la cabeza.
Aquí
la cuestión no es la identidad. En los varios debates que he tenido la ocasión
de ver, nunca se ha hablado de William Wallace, Rob Roy ni nada parecido.
Tampoco he oído ni una palabra en gaélico escocés ni en el dialecto escocés del
inglés (bueno, a veces alguno del público si tenía un fuerte acento).
La cuestión radica en la
economía y en la política.
El
SNP es de izquierdas y ha ido comiéndole el terreno al Labour Party y a los
Liberal Democrats.
Una
y otra vez los laboristas tropezaban con el mismo escollo en los debates:
cuando le decían al SNP que para tal o cual política no hace falta salir de la Unión,
y que se puede llevar a cabo dentro del Reino Unido, siempre les responden que
por qué no lo hicieron ellos cuando gobernaban. De los Libdem que están gobernando
en coalición con Cameron ya ni hablamos.
Escocia
lleva muchos años votando izquierdas; el Partido Conservador sólo tiene un
escaño en Westminster (cosas de los sistemas mayoritarios).
Así
las cosas, tendríamos:
Por
un lado, un sector independentista pensando en ser un pequeño país petrolero,
con poca población, dentro de la UE y la OTAN (pero desnuclearizado: la Royal
Navy tiene una importante base con submarinos nucleares en Escocia. El programa
Trident, sí, como el chicle, pretende gastar 100.000 millones de libras en una
nueva generación de submarinos nucelares).
Por
otro lado, tendríamos un Reino Unido que cada vez basa más su economía en la
City, es decir, un Sur de Inglaterra rico, y un resto que cada vez produce
menos y que, más o menos, intenta ir tirando de la riqueza londinense (aunque
los ingleses ricos se rían de los de Newcastle, ya nos gustaría a nosotros
tener su índice de paro, sus benefits
y todo eso).
De
todo ello me quedo con la normalidad en los debates, ¡con público que pregunta
lo que le da la gana y todo! Planteándose, por ejemplo: ¿Qué pasaría con los enfermos de ELA que han sido recortados
recientemente?,¿Qué pasará con los trabajadores de la base nuclear de
submarinos?, y cosas por el estilo. Ni una palabra sobre los pictos, el
muro de Adriano, Celtic, Glasgow Rangers o María Estuardo.
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