La Oficina Periférica de Comunicación (OPC) de
la Guardia Civil, informa de la detención de dos conductores -un motorista y un
conductor de un coche- por circular de manera temeraria, poniendo en peligro a
los demás.
El motorista circulaba triplicando la velocidad
permitida: iba a 127 km/h en un tramo limitado a 40 km/h. Si triplicar la
velocidad en un coche suele resultar mortal, en el caso de una moto... todos
podemos imaginar cómo habría acabado él mismo en caso de impacto.
El individuo fue
detectado ayer por la tarde por un rádar en la carretera F-43 (La Unión - El
Sabinar), en el término municipal de Cartagena. Al ver que excedía en 80
kilómetros la velocidad máxima, los del rádar se lo indicaron a la patrulla
encargada de parar a los vehículos infractores. Sin embargo, cuando el motero
vio que le iban a dar el alto hizo un cambio de sentido bruscamente y se dio a
la fuga.
Las
investigaciones policiales permitieron dar con él enseguida; se trata de un
español, de 29 años, vecino de La Unión, que fue detenido y puesto a
disposición judicial por un presunto delito contra la seguridad vial.
Unas
horas más tarde, otra patrulla de la Guardia Civil interceptó en la autovía
RM-2 (de Alhama al Campo de Cartagena) al conductor de un coche que triplicaba
la tasa de alcoholemia y, además, tenía suspendido el carnet por decisión
judicial. Se trata de un ecuatoriano de 44 años, residente en Torre Pacheco.
Niñatos
que convierten la moto en un auténtico proyectil... y no tan niñatos que se
emborrachan como mamarrachos y luego se ponen al volante. A esta gente, por
desgracia, muchas veces es imposible encarrilarla. Se matan ellos, y además se
llevan por delante la vida de personas inocentes. Pero sí es importantísimo la
colaboración ciudadana.
Se
ha puesto de moda colgar en el Twitter la ubicación de los radares y los
controles de alcoholemia. A lo mejor, dando esta clase de pistas, estás
ayudando a los inconscientes, los borrachos, los homicidas, a que se desplacen
a toda velocidad, borrachos como cubas, en busca de alguna familia a la que
destrozar. Si te molesta el rádar, no pises tanto el acelerador; si coges el
coche, no te tomes ni una copa. La alternativa: una buena multa, una sanción
muy fuerte, incluso penas de cárcel... o, sencillamente, quedarte en el asfalto,
partido en varios pedazos y oliendo a vino.
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