domingo, 29 de diciembre de 2013

Inocentadas: cuando el periodista miente a sabiendas

         Quiero compartir con vosotros un artículo que acabo de terminar, y que incluiré en mi libro sobre Periodismo de calle ¿Esto a qué hora sale?, al que le estoy dando las últimas pinceladas. Trata sobre las inocentadas: una excepción al mandamiento fundamental de todo periodista: No Mentirás. Agradezco la colaboración de los compañeros que han querido aportar su punto de vista al respecto.   


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    Los medios de comunicación españoles solían sumarse a la antiquísima costumbre de las inocentadas del 28 de diciembre; sin embargo, en los últimos años pienso que esta tradición se ha perdido.
         A lo mejor es que los tiempos no están para bromas -los españoles cada vez tenemos peor sentido del humor, y es que el contexto económico y laboral no ayuda a las risas-; o quizás lo que hemos perdido es la capacidad para ironizar: si navegas por las redes sociales, te encontrarás con que mucha gente suele emplear la etiqueta (Ironía Mode ON) antes de soltar un comentario descabellado.
         Haciendo una pesca apresurada en Twitter me encuentro comentarios como:
         Me encanta levantarme cada hora durante la noche #IroníaModeON...
         Lo mejor de estas Navidades es estudiar #IroníaModeON...
         Dos terremotos en menos de dos meses, qué bien #IroníaModeON...
         ...y, con todo y con eso, suelen cosechar respuestas desabridas por parte de algunos internautas.
         Por ejemplo, en este 2013 que acaba de terminar sólo he encontrado tres inocentadas destacables: el diario deportivo As anunció que el presidente Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, iba a quitar buena parte de las butacas de lujo y del palco para tener más asientos de pago y recaudar más dinero; la web Cinemanía desveló que el actor y diputado Toni Cantó iba a dejar su escaño en el Congreso para rodar una película a las órdenes de Almodóvar; y la web de padres Bebés y Más dijo que el Gobierno estudiaba aplicar una tasa para las mujeres que diesen el pecho a sus hijos por encima de los cuatro meses.
         Las hemerotecas recuerdan inocentadas espectaculares. En un artículo centrado en las inocentadas, el diario Público recordó que el Día de los Inocentes de 1996, TVE informó de que el presidente de Rusia, Boris Yeltsin, en realidad había nacido en Ronda (Málaga) y se llamaba Juan Manuel Sánchez.
         El robo de la estatua de Carlos III en Madrid... el hallazgo de agua en Marte (salía un vaso de agua y una barrita de chocolate Mars)... el desmantelamiento de la Torre Eiffel... o la elección de Lorca para grabar la quinta película de la saga de Torrente.
         En 7 Región de Murcia informamos en cierta ocasión de que había caído un meteorito en la ciudad de Murcia, y sacamos a Fredy, el encargado del parque móvil -un hombre de cincuenta y tantos años, con bigotazo- fingiendo que era un astrónomo especializado en ovnis.
         Entre los periodistas, las opiniones difieren. En su cuenta de Twitter, Luis Alcázar (Onda Regional de Murcia) dejó muy clara su posición en un diálogo conmigo que me ha autorizado a reproducir:

         Luis: Un año más me reafirmo en mi opinión de que si un medio de comunicación se considera responsable y recto, hoy no debe dar inocentadas.
         Luis: Un medio responsable y recto ni siquiera haría dudar hoy a sus seguidores, pero admito una nota advirtiendo de que no contiene inocentadas.
         Yo: Un tema interesante. Pienso que las inocentadas buscan la reacción inteligente de las personas. Que reflexionen sobre lo que leen.
         Luis: Las considero una zancadilla, un engaño. Y al oyente (lector, telespectador) jamás hay que engañarle, ni siquiera hoy.

         Enrique Baeza (responsable de la plataforma audiovisual Weye TV) afirma que "nunca haría inocentadas en un medio impreso, ni en radio". Matiza que "en televisión sí es más fácil" por la puesta en escena, ya que es muy fácil pillar a un futbolista haciendo de presentador, y por eso no hay riesgo real de engañar al espectador.
         Javier Ruiz (Cadena SER Murcia) nos dice lo siguiente: "A mí las inocentadas me hacen gracia. Me gusta escucharlas en los medios, y creo que simplemente hay que buscar noticias que no puedan herir la sensibilidad del espectador o generarle daño. Es decir: es clave usar para la inocentada un tema que sea menor". Luego matiza que en su radio no se hacen.
         Adolfo Cabadés, community manager y ex compañero mío en 7RM, también defiende la tradición de las inocentadas siempre que no haya falta de respeto ni maldad. Comienza su análisis con un toque de realismo: "Desgraciadamente, en esta bendita y maltratada profesión la credibilidad de los medios está por los suelos, así que difícilmente van a perderla por esto", y añade, a mi juicio con toda la razón: "Es una bonita tradición sin maldad. Más falta de respeto me parece cómo manipulan la realidad algunos medios durante los otros 364 días. Hay titulares que hacen más daño y faltan más el respeto al lector que una broma el Día de los Inocentes".
         Por su parte, Isabel Reverte y Juan Antonio Cánovas (responsables de la web de actualidad Águilas Noticias) indican que están "a favor de mantener esta tradición", y afirman: "La credibilidad de un medio no se merma por la publicación de una inocentada, siempre y cuando esté bien hecha, no suponga daños a terceros y se corrija al finalizar el día". Un análisis que me parece especialmente certero, y que comparto en su totalidad.
         A mí las inocentadas en los medios de comunicación me parecen una tradición aceptable y entrañable, que no hace daño a nadie. Todos sabemos que la costumbre coge su nombre de la Matanza de los Inocentes perpetrada por Herodes -según la Biblia- para acabar con el recién nacido Jesús de Nazaret; sin embargo, otras sociedades no cristianas también tenían un día en que los siervos mandaban a los amos, en un ejemplo de que la excepción confirma la regla.
         Quizás todos necesitemos desmelenarnos y liberar tensiones al menos una vez al año; si hoy dejas que el esclavo te ponga a barrer la casa y le sientas en el lugar principal de la mesa, quizás estás evitando que mañana coja la espada y te atraviese con ella. No lo sé; no soy sociólogo sino periodista. Y como periodista te voy a dar un par de consejos:

         1. Quien debe hacer la inocentada es tu medio de comunicación, no tú. No tomes la iniciativa; no emitas inocentadas si no tienes el visto bueno de tu superior.
         Una inocentada es una noticia falsa que se ha hecho así aposta. La audiencia tolera esa falsedad, porque la norma social No Mentirás tiene una excepción: a menos que sea 28 de diciembre. Pero sigue siendo una noticia falsa; y debe ser el medio de comunicación el que decida si emite o no una mentira.

         2. Ojo con el tema. No se puede bromear con cualquier cosa. Por poner una situación que por desgracia conozco bien: sería inconcebible una noticia diciendo que Lorca ha sufrido esta noche un nuevo terremoto. ¿Dónde está la broma? Pero quizás se podría hacer una inocentada diciendo que van a derribar el castillo de Lorca porque no se adapta a la nueva normativa antisísmica. Y date cuenta de que digo quizás, porque no tengo muy claro cómo se lo iban a tomar las víctimas. Hay temas que es mucho mejor no tocar, y en el fondo lo que impera es el buen gusto.
         Por ejemplo, mientras escribo estas líneas leo una noticia en la web de actualidad Entérate Lorca del día 28 de diciembre de 2013:

         Antena 3 retransmitirá las campanadas de fin de año desde la plaza de España de Lorca. Las campanas de la colegiata de San Patricio darán la entrada al nuevo año en las pantallas de televisión en un gesto de solidaridad con Lorca.

         A continuación sigue el artículo completo sobre las presuntas campanadas en un reloj que, por cierto, lleva parado desde la tarde de los terremotos. Al final, para que no haya lugar a engaños, los responsables del diario indican: Fuente: Feliz Día de los Inocentes.
         A las pocas horas, habían obtenido seis comentarios, algunos quejándose del engaño y la falta de respeto a las víctimas:
         - Me parece de lo peor gastar una broma con este tema. Parece mentira que un “periódico” que se supone que es una fuente seria, utilice algo tan triste como lo que nos pasó aquel 11 de mayo para reírse. Como víctima del terremoto y como familiar de uno de los fallecidos me parece una broma de muy mal gusto.
         - La verdad; que un periódico que se supone que es algo serio, y ponen esas tonterías encima de todo sobre el terremoto, que todavía están las cosas sin solucionar... a mí no me ha hecho ninguna gracia.

         Es un buen ejemplo de mi consejo: cúbrete las espaldas y ándate con ojo, que no está el horno para bollos.

         Si te apetece gastar una inocentada, primero debes pedirle el OK a tu editor; y, además, debes informarle sobre el tema de la inocentada.

         Otra cosa es que os hagáis inocentadas entre compañeros, sin que lleguen a trascender a la audiencia. Recuerdo que en cierta ocasión, desde Heneas TV le mandamos un fax a otra productora valenciana, a nombre de Peter -un ex compañero nuestro- indicándole que iba a vencer su suscripción anual a la revista Valencia Gay. Lo sé, fue una inocentada homófoba. En otra ocasión todos los trabajadores de Heneas le entregamos al productor unos documentos diciéndole que nos pedíamos la baja voluntaria porque estábamos hartos... y nos fuimos al bar aprovechando la ocasión.
         Mientras que en 7RM, un año conseguí tocarles las narices a todo el Departamento de Producción:
         - ¿Juande? Soy Antonio Beltrán -voz indignada.
         - Hola, Antonio. Dime.
         - ¡Mira, que tengo el camión con los decorados delante de mi delegación pero yo no puedo atenderles porque me voy a Águilas a una rueda de prensa! ¡Atendedle vosotros, o decidle que venga mañana!
         Y colgué el teléfono.
         A los tres minutos, Juande -Juan de Dios Saura, un buen compañero y un profesional de excepción, y no es un tópico- me volvió a llamar:
         - Antonio, ¿qué es eso del camión?
         - ¡Pues sí, Juande, que yo no tengo tiempo de atenderle porque es un camión gigantesco y va a estar dos horas vaciando los decorados! Así que, por favor, le decís que venga mañana. Te cuelgo, que llego tarde.
         Poco después me llamó Félix Izquierdo, el productor ejecutivo:
         - Oye, Antonio, ¿qué es eso del camión?
         - ¡Félix! ¡Que yo no me puedo quedar a descargarlo!
         - Pero, ¿de qué camión me hablas?
         - Pues un camión gigantesco, cargado de decorados y de material, que está a la puerta de la delegación diciendo que tiene que descargar todo el equipo. ¡Y son dos o tres toneladas de decorados, y yo no me puedo quedar porque tengo una rueda de prensa en media hora!!
          - Bueno... tranquilízate...
         - ¡Cómo me voy a tranquilizar, si es un camión ENORME!
         - Bueno... tú vete a lo tuyo, anda... voy a hablar con Olga a ver qué pasa.
         Olga Arribas era la directora técnica de la televisión; la máxima responsable de los equipos. De manera que, llegados a este punto, opté por desactivar la inocentada antes de que me estallase en las manos en forma de entrevista con el director de Recursos Humanos.
         - Olga, soy Antonio...
         - ¡Hola, Antonio! Estamos viendo qué pasa con ese camión...
         - Olga... ¡es una inocentada que le estaba gastando a los de Producción!
         - ¿Una inocentada? Ya se lo había dicho a Félix... pero él me ha dicho que estabas tan enfadado... estábamos a punto de coger una furgoneta e irnos a Lorca a ver qué hacía ahí ese camión.
         En fin; hay que tener muchísimo cuidado porque las inocentadas las carga el Diablo.

         Cuando la inocentada es noticia
         Una cosa es gastar una inocentada... y otra cosa es informar de que alguien ha hecho una inocentada. La distinción es evidente. Aunque tu medio de comunicación no acepte inocentadas, sí puedes informar perfectamente de las bromas que ha gastado tal administración o tal personaje relevante.
         Por ejemplo, hace algunos años el Ayuntamiento de Lorca convocó a los medios de comunicación un 28 de diciembre a una rueda de prensa para anunciarnos una noticia muy importante relacionada con el pantano de Puentes, uno de los que abastecen a la ciudad.
         Llegamos al Ayuntamiento, entramos en la Sala de Cabildos -la acostumbrada para las ruedas de prensa- y nos encontramos con los concejales de Medio Ambiente y Agricultura, Melchor Morales y Ángel Meca, respectivamente, delante de una serie de fotos del pantano. El fotógrafo de La verdad, Paco Alonso, se abalanzó sobre una de las fotos cámara en mano y dijo:
         - ¿Esto es un cocodrilo?
         - Así es -respondió Morales, tratando de mantener la compostura-. Un cocodrilo que ha aparecido en el pantano de Puentes.
         - Se ve que alguien lo ha soltado, y se ha hecho grande -añadió Ángel Meca.
         - ¡Es una inocentada! -protestamos algunos, entre risas.
         - Venga, que va a empezar la rueda de prensa -nos instó Serafín, el jefe de prensa, intentando mantener las formas.
         Colocamos los micros, encendimos las grabadoras y las cámaras, y los concejales nos contaron que los servicios municipales de mantenimiento habían visto un cocodrilo merodeando por las inmediaciones del principal pantano de Lorca, por lo que se aconsejaba a la población que tuviera cuidado al bañarse -¡a finales de diciembre!- e incluso al abrir los grifos... al llegar a este punto, Melchor Morales no pudo aguantar más y empezó a reírse, y todos nosotros con él... exceptuando un cámara de la televisión local Onda 7, que se encaró a los responsables de prensa y les echó en cara que le hubieran hecho acudir al Ayuntamiento para ser víctima de una tomadura de pelo.
         Por mi parte, y tras hablarlo con el editor, logré una noticia que, desde luego, no era que en el pantano de Lorca había cocodrilos, sino que el Ayuntamiento también se había sumado a las populares inocentadas.

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         Los compañeros de los medios de comunicación siguen aportando sus puntos de vista sobre las inocentadas:
         Ángela Ruiz Sánchez, periodista experta en igualdad y en comunicación institucional, acepta las inocentadas como una tradición que sirve "para trivializar un poco la seriedad en la que hemos envuelto la noticia, donde hay más informaciones de desgracias que de bienestar"; sin embargo, puntualiza que no puede justificar las que se utilizan "haciendo daño personal o social".
         Mientras que Ana Cruz (Comarcal TV Lorca y 7RM) hace la siguiente reflexión: "Hablar de inocentadas el 28 de Diciembre conlleva hablar a la vez de juego y sorpresa. Me parece una tradición popular que, por la misma naturaleza de los medios de comunicación (su popularidad), debe ser bien vista y recibida tanto en televisión como en radio, prensa o Internet. Me gusta, como audiencia o lectora, buscar el gazapo del día, reírme con sus efectos, quedarme perpleja con su realismo, pensar incluso que una noticia es inocentada cuando no lo es (en esta época es muy probable). En fin, los medios de comunicación deben haber trabajado duro, de forma veraz y objetiva durante todo el año para mantener su credibilidad, de lo contrario ni siquiera una noticia falsa para inocentes será creíble en este día tan tradicional. ¡Por mí, que no cesen las inocentadas en prensa, pero solo un día al año!"

1 comentario:

  1. excelente entrada!

    pues yo como lector/oyente/espectador es decir cliente de la prensa, estoy a favor de las inocentadas siempre que sean con temas sobre los que se pueda bromear

    no me haría gracia ninguna inocentada relacionada con una catástrofe, pero si algunas sobre temas menos importantes, sobre todo esas que dices: No puede ser!

    Recuerdo hace un par de años, un amigo que subio a una red social una foto de un supuesto articulo de la verdad (editado por el previamente con photoshop) en el que afirmaba que la facultad de ingeniería química de murcia, se trasladaría a cartagena con el resto de facultades, los comentarios de indignados en la foto no faltaron y eso me parecio una inocentada BRUTAL, que no habría visto como irrespetuosa por parte de un periodico

    pues eso, si se saben hacer inocentadas, son tan buenas como necesarias

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