domingo, 19 de febrero de 2017

22/11/63: cinco años para salvar a Kennedy

            Es ya de noche; llegas a tu bar favorito porque te ha llamado con urgencia el propietario. Atraviesas el local ahora vacío, entras en la trastienda... y el dueño te lleva hasta un rincón. Das unos pasos, empiezas a bajar unas escaleras que antes no estaban ahí... das un salto en el tiempo y aterrizas en ese mismo lugar, pero en septiembre de 1958. Ves cómo era tu ciudad hace sesenta años. Los olores, la música de los bares, los sabores de las cosas.
            Así comienza una de las novelas más apasionantes de Stephen King: 22/11/63. Ése es el título, una fecha que todo estadounidense tiene grabada a fuego porque fue el día en que asesinaron al presidente Kennedy en Dallas (Texas).

Oswald; un mal marido y un vecino molesto

            La acción de la novela comienza en Maine, el Estado natal de SK. La América del rock, las fábricas inmensas, la gasolina a medio dólar... y la segregación racial. Nuestro protagonista se da un primer paseo de un par de días por 1958, luego regresa al mundo de 2011, del terrorismo global, la desconfianza... ha estado fuera casi una semana, pero en su mundo sólo han transcurrido dos minutos. Su amigo, el dueño del bar, aún no se ha terminado el cigarrillo.
            Entonces se plantea, como todo americano: ¿por qué no retroceder en el tiempo para salvar a Kennedy?
            El problema es que no dispone de una máquina del tiempo, sino de un agujero que siempre, siempre, le deja en el mismo día de septiembre de 1958. Cada viaje es un reinicio, se borran todos los cambios que ha introducido con anterioridad. De manera que para poder salvar a JFK tendrá que vivir durante cinco años en el pasado, sin poder regresar a su propio tiempo. Si se le ocurre asomarse, aunque sea por un instante, cuando vuelva a bajar volverá a estar en el mismo día inicial de 1958.
            El protagonista tratará de vivir en el pasado sin pasar desapercibido, con una idea en la mente: vigilar a Harvey Lee Oswald, el asesino de Kennedy... ver si realmente fue Oswald quien mató al Presidente... tratar de impedírselo... y cruzar los dedos, porque cualquier interferencia en el pasado puede cambiar el futuro de una manera impredecible.

Si paras la bala, cambias tu presente

            Una trama muy original... y un repaso a la América de los últimos cincuenta, con escenarios como Maine, Florida, Texas...

Esa mente que imagina, esas manos que teclean...

            Lo bueno de tener memoria de pez es que puedes leer el mismo libro una y otra vez, desplazándote a ese pasado en el que aún no conocías la trama y sorprendiéndote una y otra vez por la genialidad de King. Llevo unos días vigilando a Oswald por tercera vez... y os recomiendo con ahínco que os suméis a la aventura. Disfrutaréis con la acción y os deleitará el paisaje.

 
America. Ford. 1958.

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